30.3.10







—Disculpá haberte hecho volver a la noche—se despidió Patricio—. A partir de mañana empezás con los horarios que arreglamos.
—No te hagas problema —sonreí yo—. Entonces, nos vemos mañana.
Salí del bar Juno y respiré el aire fresco. Para ser otoño, era una noche bastante calurosa. Los edificios tapaban gran parte del cielo y lo poco que podía verse estaba encandilado por las luces de la ciudad.
Federico salió después de mí y se prendió un cigarrillo.
—Hoy les toca limpiar a Margarita y Cristián —murmuró con alegría—. No hay nada mejor que no limpiar el desastre que queda al final del día.
Me reí, volteándome para ver hacia dentro. Había muy pocas luces prendidas y por lo visto todos estaban en la cocina.
—¿Vas en colectivo? —pregunté.
—No, tengo auto —dio una última pitada a su cigarro, dejándolo por la mitad, y lo tiró al suelo—. Quiero dejar —explicó, guiñándome el ojo—. Vamos, te llevo.
Llegué al departamento unos minutos después. Le di las gracias a Federico, subí por las escaleras hasta el primer piso y entré.
Era precioso. Lo suficientemente grande para dos personas, así que estaba más que cómodo. Un living-comedor muy luminoso, una pequeña cocina, una habitación con una cama de dos plazas, un baño y un pequeño balcón.
Ya había cenado en el bar, así que fui directo al baño. Me lavé los dientes, me lavé las manos y me saqué los lentes de contacto: mis ojos volvían a ser marrones. Me di una ducha rápida y me tiré en uno de los dos sillones a leer.
A leer una carpeta de Mariano.
—Antes de que empieces a ayudarnos —me había dicho la noche anterior—, necesitamos que te informes. Acá están todos los datos que conocemos.
Suspiré.
Eran hojas y hojas llenas de números, nombres, estadísticas, casos específicos, factores en común entre distintos sucesos, noticias, fotos.
Y en todas las hojas, porque “todos los párrafos” sería una exageración, estaba la palabra parto. Por parto natural. Desaparecido una hora después del parto. Madre muere en el parto. No le permiten presenciar el parto. Ella le pegó al médico luego del parto. Parto.
No sé por qué, pero me pareció una palabra dolorosa. Una palabra fuerte, con demasiado significado. Me costaba pensarla, me costaba leerla. Cada vez que lo hacía, pensaba en mi mamá. Pensaba en ella dando a luz a Marco.
Leí tres hojas.
No pude más.
 

3 comentarios:

  1. Edu,

    me encanta. espero el siguiente. un beso

    milagros

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  2. esta bueniiisimo eduu!! me encantaaa!ya qiero leer el final! jajajaj siempre leo la ultima hoja primero **
    besoteee
    juli elias :)

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  3. euuuuu quiero maaassss......
    quiero leer masss.....
    dale dale...
    subi mas de la historia...
    viste? empece a leerla, desde
    ahora la sigo como a una novela
    =/
    je
    te quiero primo
    beso

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