Mariano y yo seguíamos en la cocina. Había preparado
mate y me había ofrecido galletitas, aunque pronto sería la hora de cenar. No
habíamos hablado más sobre mis padres; nos habíamos concentrado en su trabajo,
en cómo había avanzado la investigación, en lo que habían logrado. Y en mi
futuro.
—Lo principal, por ahora —me dijo—, es protegerte. Están
buscándote, y están atentos a todo. Quizás hasta hoy no hubiese sido peligroso,
porque no sabías absolutamente nada que pudiese afectarlos. Pero las cosas
cambiaron. Y si Ana no me hubiese pedido que te contara todo, no lo hubiera
hecho.
—Entonces, ¿qué tengo que hacer? ¿Vivir a escondidas?
Me cebó un mate, sonriendo. Respiró profundamente antes
de hablar.
—Bueno, esa es una opción. La otra, que es la que yo
prefiero, es que protejamos la identidad de Alan, pero no su cuerpo.
Creo que mi gesto le transmitió lo suficientemente bien
que no estaba entendiendo el punto.
—Tenemos un DNI preparado, solamente faltan algunos
detalles. Lisandro Borromeo, nacido el 23 de mayo de 1984. Si preferís seguir
siendo Alan Ferrari, no voy a negártelo. Pero entonces sí vas a tener que
permanecer escondido.
Me quedé en silencio. En otras circunstancias me hubiese
negado a falsificar mi identidad. Pero ahora, sabiendo todo lo que me rodeaba…
era muy distinto.
—Lo bueno de empezar a ser Lisandro es que vas a poder
tener vida —argumentó, sin dejar de sonreír—. Incluso, sería necesario que
tuvieras vida. Así no levantarías sospechas. Un trabajo, amigos, salidas,
empezar alguna actividad que te guste, o…
—Me gustaría trabajar con ustedes —interrumpí. Y era la
verdad. Lo único que me interesaba en ese momento era encontrar a mi hermano.
Encontrar a Marco.
—Eso no sería ningún problema. No tenemos exigencias
horarias —se burló.
Lo miré fijamente durante un momento. Quería ver qué
estaba pasando por sus ojos. Había un brillo especial, que antes no estaba.
Pero se esfumó enseguida.
—Hay otra cosa —murmuró—. La cuenta de tus padres… tiene
que quedar inactiva, al menos por un tiempo. Y la tuya también. No podemos
hacer movimientos, eso nos delataría. Vamos a intentar solucionarlo lo antes
posible. Estamos viendo la posibilidad de infiltrar a alguien en el banco.
Mientras tanto, Lisandro Borromeo tiene una cuenta con un poco de plata. Creo
que va a ser suficiente para unos meses. Cualquier cosa, me pedís.
Asentí, y se me hizo un nudo en la garganta. Era
demasiada atención.
—Y también está mi viejo departamento. Cuando compramos
esta casa con Guillermo, vine a vivirme acá. Quedó completamente amoblado, así
que podés vivir allá —me dirigió una mirada amigable—. ¿Y bien, Alan? ¿O
debería decir Lisandro?
—Lisandro está bien —sonreí.
Me encanta! Ya quiero más. Ya quiero a Lisandro, jaja.
ResponderEliminarBesote, Camila
Si, nueva identidad. Ahora vamos a conocer a la chica del bar, ¿no?
ResponderEliminarDe a poco, che!
ResponderEliminarCon el timepo Margarita se va a ir dando a conocer.