25.3.10





Mariano y yo seguíamos en la cocina. Había preparado mate y me había ofrecido galletitas, aunque pronto sería la hora de cenar. No habíamos hablado más sobre mis padres; nos habíamos concentrado en su trabajo, en cómo había avanzado la investigación, en lo que habían logrado. Y en mi futuro.
—Lo principal, por ahora —me dijo—, es protegerte. Están buscándote, y están atentos a todo. Quizás hasta hoy no hubiese sido peligroso, porque no sabías absolutamente nada que pudiese afectarlos. Pero las cosas cambiaron. Y si Ana no me hubiese pedido que te contara todo, no lo hubiera hecho.
—Entonces, ¿qué tengo que hacer? ¿Vivir a escondidas?
Me cebó un mate, sonriendo. Respiró profundamente antes de hablar.
—Bueno, esa es una opción. La otra, que es la que yo prefiero, es que protejamos la identidad de Alan, pero no su cuerpo.
Creo que mi gesto le transmitió lo suficientemente bien que no estaba entendiendo el punto.
—Tenemos un DNI preparado, solamente faltan algunos detalles. Lisandro Borromeo, nacido el 23 de mayo de 1984. Si preferís seguir siendo Alan Ferrari, no voy a negártelo. Pero entonces sí vas a tener que permanecer escondido.
Me quedé en silencio. En otras circunstancias me hubiese negado a falsificar mi identidad. Pero ahora, sabiendo todo lo que me rodeaba… era muy distinto.
—Lo bueno de empezar a ser Lisandro es que vas a poder tener vida —argumentó, sin dejar de sonreír—. Incluso, sería necesario que tuvieras vida. Así no levantarías sospechas. Un trabajo, amigos, salidas, empezar alguna actividad que te guste, o…
—Me gustaría trabajar con ustedes —interrumpí. Y era la verdad. Lo único que me interesaba en ese momento era encontrar a mi hermano. Encontrar a Marco.
—Eso no sería ningún problema. No tenemos exigencias horarias —se burló.
Lo miré fijamente durante un momento. Quería ver qué estaba pasando por sus ojos. Había un brillo especial, que antes no estaba. Pero se esfumó enseguida.
—Hay otra cosa —murmuró—. La cuenta de tus padres… tiene que quedar inactiva, al menos por un tiempo. Y la tuya también. No podemos hacer movimientos, eso nos delataría. Vamos a intentar solucionarlo lo antes posible. Estamos viendo la posibilidad de infiltrar a alguien en el banco. Mientras tanto, Lisandro Borromeo tiene una cuenta con un poco de plata. Creo que va a ser suficiente para unos meses. Cualquier cosa, me pedís.
Asentí, y se me hizo un nudo en la garganta. Era demasiada atención.
—Y también está mi viejo departamento. Cuando compramos esta casa con Guillermo, vine a vivirme acá. Quedó completamente amoblado, así que podés vivir allá —me dirigió una mirada amigable—. ¿Y bien, Alan? ¿O debería decir Lisandro?
—Lisandro está bien —sonreí.

3 comentarios:

  1. Me encanta! Ya quiero más. Ya quiero a Lisandro, jaja.
    Besote, Camila

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  2. Si, nueva identidad. Ahora vamos a conocer a la chica del bar, ¿no?

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  3. De a poco, che!
    Con el timepo Margarita se va a ir dando a conocer.

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