Era
increíble cómo Lisandro se había recompuesto. Aunque claro, también podía estar
fingiendo, porque la noche anterior lo habíamos agobiado bastante. Pero esa
mañana lucía una sonrisa radiante, a pesar de que en sus ojos había un dejo de
preocupación. Cuando lo vimos entrar a la cocina, con Federico cruzamos una
mirada de sorpresa.
—¿Cómo
están? —preguntó, colgando su campera.
—Nosotros
bien. ¿Cómo estás vos? —atacó el otro,
remarcando la última palabra. Lo miré con odio.
—Bien,
no se preocupen. Podría estar mejor, pero creo que voy a poder acostumbrarme.
¿Hay reservas?
Suspiré.
Era un cambio de tema demasiado forzado, pero no me importó.
—Para
el almuerzo —dije—. Dos mesas de cuatro personas. Una puede ser de cinco.
Asterisquito —me reí.
El
resto del día pasó rápido y sin problemas. Dejé que Lisandro atendiera a Julia
y le cayó bien. No hubo mucho trabajo, aunque las mesas reservadas resultaron
ser bastante agobiantes. Picada, primer plato, segundo plato y postre. Era
gente de algún lugar de Europa, no lo supe realmente.
Lisandro
se fue diez minutos antes. Diez minutos más que suficientes para que yo me
escabullera en la cocina y, a espaldas de Helena, cuchicheara con Federico.
—Julia
lo puso de mejor humor —murmuré.
—Porque
no lo viste en el baño. Parecía sonámbulo.
Fruncí
el ceño.
—¿Estaba
mal?
—Terrible.
Y no era la tristeza de ayer. Había algo más.
Me
quedé pensativa. Realmente estaba preocupada. Tal vez éramos unas de las pocas
personas que Lisandro conocía en la ciudad y no nos hablaba del tema. ¿No
sentía la necesidad? ¿No sentía la necesidad de estallar, de compartir con
alguien el sufrimiento? ¿Podía soportarlo solo?
—Le
dije que no está obligado a decirnos lo que le pasa, pero que puede contar con
nosotros cuando lo necesite.
—Está
bien —aprobé, y respiré profundamente.
Todavía
iba a seguir sin saber nada durante alrededor de una semana. Entonces, al fin
me contaría lo que le pasaba. Y a Federico también. Incluso antes.
Pero
en ambos casos sería algo forzado.
No
es que quisiera revelárnoslo.
Oh, sigue, sigue.
ResponderEliminarTranquila, todo llega.
ResponderEliminarSé de lo que hablo.