Julia
sonrió alegremente mientras ordenaba una pila de libros. Le di un segundo beso
de despedida, abrazándola suavemente.
—¿Nos
vemos mañana? —pregunté.
—Sí
—respondió suavemente—. Saludos a los chicos.
Salí
de la librería y caminé hasta Juno. Ya había oscurecido y los faroles
iluminaban la calle. Margarita y Federico esperaban afuera, porque todavía era
temprano: Cristián, Clara, Helena y Patricio no llegarían hasta dentro de media
hora.
—¿Noticias?
—pregunté, luego de saludarlos.
—En
la casa de Espinoza no encontramos nada —se quejó Federico—. Ni un teléfono, ni
una dirección, ni un papel que delatara algo de información. Parece que
mantienen la seguridad al máximo.
—Nosotros
fuimos al edifico —apunté—. Extremadamente protegido.
Margarita
hurgó en su bolso y sacó una pila de hojas impresas. Tenían información y varias
fotos del Congardi V. Nos dio algunas, para que las miráramos.
—Es
un edificio de oficinas, de todo tipo —comenzó a explicar—. Hay abogados,
contadores, psicólogos, diseñadores… todo tipo de profesionales. Y muy caretas.
Los primeros nueve pisos son administrativos. A partir del décimo comienzas a
funcionar oficinas que reciben visitas. También hay pequeñas oficinas de
grandes empresas internacionales —hizo una pausa—. Básicamente, reúne a la mayoría
de los grupos con alto poder adquisitivo que surgieron en los últimos años.
Estuve buscando muchísimo, pero no hay una página web del edificio en sí. Y
apenas lo nombran algunas inmobiliarias. Por lo visto las oficinas se vendieron
y no se alquilan.
—Es
un avance importante —murmuré después de unos segundos—. Suficiente por ahora.
Espero que para esta noche Emanuel haya podido hablar con Valentín.
—¿Quién
es Valentín? —preguntó ella.
Era
difícil de explicar. Ni siquiera yo lo sabía bien.
—Trabaja
con Mariano. Está infiltrado en algún organismo del Estado, no sé cuál, pero
parece que tiene acceso a los planos y titularidades de las construcciones.
Rentas, o algo por el estilo. No sé.
Los
ojos de Margarita se iluminaron.
—¿Podríamos
tener el plano de ese edificio?
Asentí
con la cabeza.
—Eso
facilitaría mucho, muchísimo las cosas —murmuró, casi sin abrir la boca.
Y
se rió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario